¡Iglesia y Estado, asuntos separados!

Históricamente las iglesias como instituciones con capacidad de ejercer influencias sobre el estado (o incluso formando parte del mismo) han sido las enemigas de la libertad sexual de mujeres y disidencias.

Esas son las iglesias que han incidido históricamente para que el aborto no se despenalice ni se legalice en nuestro país, las que se negaron a la Ley de identidad de género, a la de matrimonio igualitario y a la de Educación Sexual Integral. Son quienes hoy se infiltran en los hospitales para obstaculizar las IVE y las ILE. Son quienes torturan y obligan a gestar y a parir a las niñas. Son quienes encubren a los curas abusadores. Son quienes se niegan a que los, las y les niñes accedan al derecho a una ESI con contenido científico y laico que les permita cuidar su salud, su cuerpo y prevenir abusos en las infancias.

Desde la Campaña respetamos todas las creencias y religiones pero repudiamos que las iglesias tengan injerencia en políticas públicas o que intenten incidir en el ordenamiento social.

No hay libertad posible sin la separación real de las iglesias y el Estado.

Exigimos un Estado laico y que la plata que hoy se destina a subsidios estatales a las iglesias, a sueldos e infraestructura de colegios confesionales y sanatorios privados sea destinado a educación y salud pública para que se garantice de manera plena el derecho a la Educación Sexual Integral, a la anticoncepción, y a la interrupción voluntaria y legal del embarazo.

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