Ponencia Hillie Molenaar

¿Cómo hablar de mis treinta y cinco años de experiencia en la lucha por el aborto, a un público argentino? Han elegido tener una presentadora de los Países Bajos porque mi país es conocido en todo el mundo por sus leyes bastante liberales en cuanto al aborto así como a otros temas (matrimonio homosexual, eutanasia y drogas ligeras).

Desempeñé muchos roles durante los largos años de lucha por el aborto libre: mujer embarazada sin desearlo,  agitadora en las primeras filas de la lucha, cineasta profesional, madre de un niño muy deseado, política integrante del Parlamento holandés, y finalmente, una de las veteranas a las que se recurre en momentos de angustia.

No es necesario que corra peligro la vida de la mujer, ni que el embarazo sea producto de la violación. Hay una sola indicación que abarca a todas las otras: tiene que tratarse de una situación de emergencia para la mujer.

¡Que una mujer no desee el embarazo es la situación de emergencia! ¿Y qué rol desempeña el médico o la médica frente al aborto?

Tiene que explicarle a la mujer las alternativas que existen y después de un período de cinco días durante los cuales la mujer tiene que pensar, si el médico o la médica tiene la certeza de que la mujer no ha sido coaccionada en ningún sentido, el aborto puede tener lugar. La decisión final queda en manos de la mujer. Se trata realmente de una ley bastante liberal, aunque no perfecta.

Basándome en mi propia experiencia les puedo trazar un panorama de la lucha que fue necesaria para ello, y me gustaría hacerlo en diez pasos. Tienen que entender que cuando comenzamos nuestra lucha no existió nada parecido a la planificación – es mirando en retrospectiva que se pueden ver los caminos que seguimos.

Primer paso: El dinero lo compra todo.

En los años sesenta del siglo pasado, era posible obtener un aborto en condiciones seguras desde el punto de vista médico, pero sólo un grupo limitado tenía acceso a esa “red”. Según la investigación que hizo un médico de Amsterdam que practicaba abortos en secreto, sólo las mujeres ricas y las de la elite cultural (artistas, algunas estudiantes e intelectuales progresistas) sabían adónde recurrir. La mujer común – es decir, casi todas las mujeres- quedaba a merced de los aborteros o las aborteras ilegales, que trabajaban en “el callejón”. Lo mismo que sucede todavía en la mayor parte del mundo. En los Países Bajos, esa desigualdad llegó a su fin 1971. Ahora, todas las mujeres tienen acceso a un aborto con responsabilidad médica.

Segundo paso: Reconocer quiénes son las personas que te apoyan

En los Países Bajos, la segunda parte de la década del 60 fue una época turbulenta. El poder de la Iglesia y la Autoridad –que antes se daba por sentado- disminuyó, y la opinión pública en materia de sexualidad y procreación cambió. Hacia fines de 1969, un grupo de mujeres que querían terminar con la supuesta superioridad masculina (idea que hasta ese momento gozaba de consenso público), obtuvo una gran publicidad. Ese grupo informal tomó el nombre de “Dolle Mina”, en honor a una luchadora por el derecho de las mujeres al voto en el sigloXIX, Wilhelmina Drucker, a quien llamaban “la loca Mina”, en holandés “Dolle Mina”. Los medios nos adoraban. Éramos agitadoras hermosas, con sentido del humor, que como un torbellino atravesamos el país entero. Mujeres de toda clase se nos sumaron. No todas estaban de acuerdo con nosotras, pero la emancipación era la comidilla del momento y hasta una mujer que le decía a su marido que el café se lo sirviera solo se sentía una Dolle Mina y así se sumaba a la resistencia.

No había membresía, cualquiera podía sumarse, hasta los hombres – siempre y cuando se mantuvieran en un segundo plano. En ese momento Dolle Mina creó su grupo de aborto y eso dio origen a un debate nacional en torno al tema. Ese grupo tuvo una larga vida y ahora es parte de una organización que todavía existe y se llama “Nosotras, mujeres, exigimos”. En todos los frentes – jurídico, médico, político – las cosas comenzaron a moverse, bajo la influencia de las que ocupábamos los primeros lugares en la lucha, mientras las otras se iban integrando cada cual a su tiempo.

En 1966, un destacado abogado escribió un artículo en una revista jurídica acerca de cómo interpretar el Código Penal: “Un profesional médico que, después de considerarlo cuidadosamente y con plena conciencia, llega a la conclusión de que sólo un aborto puede ayudar a su paciente, debe poder llevarlo a cabo sin que la ley lo castigue”. Según él, el peligro físico o mental para la mujer tenía que ser el fundamento de (la decisión para realizar un) aborto.

Y en 1971 la organización médica más importante del país estableció las reglas para los médicos y las médicas que estuvieran dispuestos/as a realizar abortos. En esas reglas decía que la o el profesional que se negara a ayudar a una mujer que estaba sufriendo ¡debía ser castigada/o! Pero esa era una formulación extrema.

Todo eso estimuló un debate nacional entre las y los profesionales de la medicina, y en 1971 se abrieron las primeras clínicas para abortos. Todos esos pequeños pasos dados “entre bambalinas” por profesionales del derecho, la medicina y otras/os fueron muy importantes para la lucha, pero entre 1970 y 1984 hubo que trabajar muchísimo para que el proceso se mantuviera en movimiento y para llegar a una ley útil.

Utilizamos toda la ayuda que nos ofrecieron “bajo cuerda” y nos abstuvimos de maldecir a los hombres por ser lentos o por no ser políticamente tan radicales como hubiéramos querido que lo fueran. Debimos reconocerlos como aliados –y esa fue una lección en verdad importante.

Paso 3: Atreverse a buscar publicidad

En marzo de 1970, un grupo de mujeres vistiendo pantalones de tiro bajo irrumpió en el Congreso Nacional de Ginecología. En cuanto estuvieron en el salón central, se levantaron las blusas y mostraron sus vientres, en los que llevaban escrita la frase “En mi vientre mando yo”. Rápidamente procedieron a repartir panfletos acerca del derecho al aborto. Si bien los ginecólogos y las ginecólogas se enojaron, la foto de las mujeres y la frase “En mi vientre mando yo” estuvieron en la primera página de todos los diarios. El país entero habló del asunto, y no sólo de los vientres.

Por fin, muchísimas mujeres comunes pudieron contar sus historias. Y a partir de eso, surgió la idea de compilar un cuadernillo con el título “Dolle Mina acusa”. El cuadernillo lo enviamos a todas las médicas clínicas y a todos los médicos clínicos, y no fue solamente un conjunto de historias tristes sino una denuncia contra las burocracias, los padres y las madres, los médicos y las médicas, las enfermeras y los enfermeros, los novios y el Congreso. En el cuadernillo se les explicaba a las médicas y a los médicos exactamente cómo realizar un aborto. Dolle Mina recibió muchas reacciones favorables, sobre todo de psicólogos y psicólogas, psiquiatras, trabajadoras y trabajadores sociales, y políticos/as progresistas.

Cuarto Paso: Buscar un apoyo amplio

Estimular el debate en las escuelas:  Mujeres que no tenían ninguna experiencia docente fueron invitadas por las escuelas a hablar sobre los problemas del embarazo no deseado y el aborto. Al comienzo, la mayoría de las y los estudiantes se manifestaban contra el aborto, definiéndolo tal como lo definían sus padres y madres creyentes: “un asesinato”.

Al terminar la clase, después de haber recibido información y de haberla discutido, casi todas y todos habían cambiado de opinión.

Brindar información en el campo y en las afueras de Amsterdam: En 1972 organizamos una gira por el país, a cargo de grupos rotativos de mujeres. Pasamos un mes entero viajando a caballo y en buggy, difundiendo información. El aborto era uno de nuestros temas, y mostrábamos una película bastante mediocre. Por lo general, la gente se mostraba abierta, curiosa y dispuesta a conversar.

Pero una noche nos robaron el caballos. Resultó ser un grupo de hombres jóvenes, cuya intención era ayudar a las mujeres, dándonos mayor publicidad. El viaje terminó con la entrega al Primer Ministro del diario que habíamos llevado, en presencia de los medios (el Primer Ministro estaba en contra del aborto).

En 1975 yo produje la película “Si puedes, evítalo”. Además de las experiencias de las mujeres que se habían realizado abortos por diferentes razones, se mostraba el procedimiento médico real. Y una mujer joven contaba cómo tuvo a su hijo y luego lo dio en adopción.

Durante dos años “Si puedes, evítalo” fue el documental más visto en el país. Después (de las proyecciones) muchas mujeres solían contar sus conmovedoras historias acerca de lo que durante tanto tiempo habían guardado dentro de sí: el hecho de haber estado embarazadas, haberse visto obligadas a abandonar a sus hijos, y haberlo mantenido en secreto. Algunas tenían ahora una familia nueva, con un marido y otros hijos que lo ignoraban todo acerca de la tragedia (pasada). Como realizadora de la película, yo era la primera persona que escuchaba esos relatos.

El procedimiento de aborto que se mostraba en la película a menudo producía conmoción, pero después la gente decía “¿Eso era todo?”. En ocasiones alguien se desmayaba, pero por lo general eso les sucedía ¡a los hombres! Si algunas de ustedes tienen interés, tengo la película en DVD con subtítulos en castellano aquí conmigo.

La lección es: Hagan que la gente hable. Que se liberen de sus sentimientos de culpa. Todo el mundo sab, pero nadie habla. Hay que romper el terror que implica el silencio.

Quinto paso: Sumarse a las estructuras políticas existentes

El aborto se convirtió en ley en los Países Bajos en 1984. En los años previos al aborto, durante muchos años las clínicas fueron “toleradas/permitidas”. De hecho, su existencia iba contra la ley, pero en la práctica se permitía su existencia en gran escala.

Esa cultura de la tolerancia es típicamente holandesa. En Francia, por ejemplo, el aborto era legal pero eso no servía de nada ya que no había un número suficiente de médicos o médicas que lo realizaran. Las francesas venían a los Países Bajos en busca de ayuda. No teníamos una buena ley, pero nuestras médicas y médicos estaban dispuestos a ayudar.

En Sudáfrica, ahora en 2006, existe un problema similar: tienen la ley más liberal del mundo, pero casi no cuentan con personal médico que esté dispuesto a realizar un aborto.

La lección es: Además de querer cambiar la ley, hay que trabajar para mejorar la prestación del servicio. Aun si se trata apenas de una gota de agua en el océano, e incluso si la ley no lo permite.

Sexto paso: No temer a los golpes publicitarios ni a las acciones provocadoras

En 1973 se creó Bloemenhove, una clínica dedicada especialmente a los abortos tardíos, entre las 12 y las 22 semanas de embarazo. Esa clínica alcanzó mucha publicidad gracias a una ocupación legendaria que tuvo lugar allí en 1976. El Ministro de Justicia (o de “injusticia”, como yo digo) de ese momento era católico y, como tal, opositor ferviente al aborto. Era también un típico tirano de los que utilizan métodos demagógicos.

Argumentando  que durante los abortos tardíos se pulverizaba el cráneo del feto, intentó cerrar la Bloemenhove utilizando a una mujer alemana que presentó una queja  (contra la clínica) por un error médico, que no había sido letal.

En la noche del 18 de mayo de 1976, la directora médica de la Bloemenhove me llamó para decirme que el Ministerio de Justicia había comenzado el procedimiento de clausura de la clínica. Parece que también fueron informadas otras mujeres. Lo primero que hicimos fue llamar a los noticieros de la televisión y luego salir corriendo para la clínica.

Una vez allí no sabíamos qué hacer, así que ¡nos limitamos a observar cómo los hombres desfilaban de un extremo a otro de los corredores! Cuando nos pidieron que nos hiciéramos a un lado, con toda corrección nos negamos a hacerlo, y resultó que con ese acto bastó para que cometiéramos “obstrucción de justicia”. Las autoridades del Ministerio, que jamás habían visto una de esas clínicas por dentro, comenzaron a retirarse.

Volvimos a llamar a los noticieros de la televisión y declaramos ocupada la clínica. Después de eso cientos de mujeres, pero también hombres, de todo el país, inundaron el establecimiento. La ocupación duró catorce días y ¡casi provocó una crisis de gobierno!

Nos dijeron que la policía tenía problemas para interferir porque no les gustaba la idea de tener que golpear a mujeres – tengan en cuenta que esto sucedía en 1976.

Desde entonces, ese acto famoso se ha conocido como la primera y más celebre ocupación realizada por mujeres en los Países Bajos.

La lección es: Nunca pueden preverlo todo con anticipación.

Séptimo paso: Guardar silencio acerca de las/os informantes secretas/os

Acepten a las personas que las apoyan en silencio, es decir, las personas que ocupan posiciones vulnerables y que no pueden permitirse apoyar las demandas radicales de ustedes.

Gracias a algunas personas que ocupaban puestos elevados, nuestro pequeño grupo contó con muy buena información. Una de nosotras inclusive encontraba informes importantes en el buzón para correspondencia de su casa.

También nos informaron del acuerdo al que habían llegado las máximas autoridades judiciales y el Procurador General que, contra la voluntad del Ministro, habían decidido no interferir con las clínicas, aun cuando su existencia iba contra la ley.

Aprendimos esta lección de una de las integrantes del grupo, una mujer que había sido parte de la Resistencia durante la Segunda Guerra Mundial. Ella siempre insistía con que era importante no revelar quiénes eran nuestras aliadas y nuestros aliados silenciosos. Un secreto es un secreto.

Ahora, treinta y cinco años después, yo les estoy hablando de esto, pero en los Países Bajos todavía nadie lo sabe.

Octavo paso: Estar preparadas para los retrocesos

Cuando las posibilidades en los Países Bajos se hicieron más accesibles, el número de abortos aumentó rápidamente, sobre todo por el influjo de mujeres llegadas de Alemania, Bélgica, Francia y España.

Comenzamos a temer que algún día ocurriera un accidente fatal. Por ese motivo, teníamos siempre a mano los hechos y las cifras que mostraban lo seguras que eran las condiciones en nuestro país, en comparación con el bloque Oriental, donde también los abortos estaban ocurriendo en gran escala.

Sin embargo hubo muchos casos de abortos fatales debido al método del curetaje, practicado por médicas o médicos que no tenían voluntad de hacerlo bien, que actuaban con indiferencia y en malas condiciones de higiene.

El primer caso fatal se produjo cuando ya habían sucedido casi 100.000 abortos. Estadísticamente, eso es muy tardío. Cuando ya se había pasado la barrera de los 20.000 abortos, nosotras comenzamos a pensar que una fatalidad podía suceder. Gracias a la información de que disponíamos, logramos que, cuando efectivamente sucedió, el asunto no desatara un frenesí mediático.

Noveno paso: El movimiento “contra”

Ignórenlo. Asegúrense de que llame la atención lo menos posible. No se embarquen en un debate público, porque hablar con grupos como esos es imposible. Ofrezcan ayuda, asistencia e información de calidad, esa es la ventaja de ustedes.

Desde 1984 en los Países Bajos tenemos abortos regulados por la ley pero nuestra demanda “Que el aborto salga del Código Penal”, todavía no se ha satisfecho.

El aborto de no debería ser parte del Derecho Penal sino que su lugar está en la atención a la salud. (Que esté en ) el Derecho Penal hace que a la oposición le resulte más fácil dar marcha atrás al reloj.

Además pedimos que se anule el período de 5 días para que la mujer considere su decisión.

Tenemos que estar alertas, sobre todo ahora que el clima general en nuestro país se está volviendo cada vez más conservador, inclusive entre la gente joven.

Realmente nos molesta mucho que la generación más joven todavía no haya reivindicado este tema, que es vital. La píldora anticonceptiva había sido eliminada de los ítems que cubre el seguro de salud, y que la volvieran a incluir ha sido una parte importante de nuestra lucha.

Hace algunas semanas la Ministra de Salud propuso de un día para otro agregar un período de cinco días de espera en los casos llamados de “período tardío” –es decir, cuando la mujer ya lleva dieciséis días de atraso menstrual. Normalmente, para esos casos no rige el período de 5 días durante los cuales la mujer debe considerar su decisión, y el aborto se le practica inmediatamente. Gracias a las conexiones políticas que tenemos en el Parlamento, logramos que esa propuesta de la Ministra no prosperara, pero tuvimos que ser las veteranas las que nos ocupáramos de ello.

En cuanto una se distrae, en el momento más inesperado, la situación empeora. También sucede que el personal de las clínicas está envejeciendo. Y, lamentablemente, no parece haber mucho entusiasmo por ocupar sus lugares.

Las escuelas de Medicina no fomentan, de manera alguna, la provisión de “sangre joven” para esos servicios. Ni siquiera el método más simple, el del aborto por aspiración, forma parte de la formación médica obligatoria.

El hecho de que las que están en primera fila de la lucha estén envejeciendo y el clima general de conservadurismo son motivos de preocupación para el futuro. Y esto se aplica también al resto del mundo.

El país más poderoso, los EEUU de GWBush, está agitando de manera agresiva para que se produzca un retroceso en los derechos que las mujeres hemos conquistado a lo largo de tantos años y con tanta dificultad.

La “regla de la mordaza global ”, que se puso en funcionamiento inmediatamente después de la reelección de Bush en 2000 ha producido y sigue produciendo daños enormes a las mujeres en los países más pobres.

La idea de que el señor Bush y su alma gemela, el Papa de Roma, deben ser los amos supremos de los vientres de todas las mujeres del planeta es algo que a esta veterana Dolle Mina de Amsterdam, Países Bajos, le resulta absolutamente inaceptable.

Muchas gracias por haberme escuchado.

Traducción realizada por Alejandra Sardá, de Translingua – Traducciones Feministas Multigenéricas (translingua_tfmg@yahoo.com.mx)

aborto 27 septiembre, 2006 1 agosto, 2011

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